El Nuevo Día
Gerardo E. Alvarado León
galvarado@elnuevodia.com
Twitter: @GAlvarado_END
Piden más y mejor comunicación con las agencias públicas para evitar que el material vegetativo acabe en los vertederos del País
Cientos de toneladas de material vegetativo, incluyendo troncos de árboles, terminan cada año en los vertederos del País, pese a que su disposición en estos sistemas está prohibida por ley.
La ausencia de una política pública que claramente garantice que el material vegetativo descartado recibirá un aprovechamiento justo, redunda en que también terminen en la basura potenciales industrias de reciclaje, composta y madereras.
A fin de cambiar el panorama, Andrés Rúa fundó hace año y medio la compañía Puerto Rico Hardwoods, que se dedica a la venta de madera local, producto de árboles caídos o que inevitablemente hay que cortar por representar una amenaza a la vida y propiedad.
En total, dijo Rúa, en la Isla existen otros 13 aserraderos.
“El problema es que nadie se entera de cuándo habrá cortes de árboles. Agencias, como el Departamento de Recursos Naturales y Ambientales (DRNA), otorgan permisos de poda y corte de árboles, pero no nos avisan para poder recuperar el material. Lo mismo ocurre cuando la Autoridad de Energía Eléctrica (AEE) realiza los desganches. Nadie se entera y los troncos van a la basura”, lamentó.
A modo de ejemplo, contó que hace unos meses él y su equipo de trabajo acudieron a Toa Baja, donde unos 100 árboles de caoba habían sido cortados y tirados al cauce de un río.
“Pero nos avisaron tarde. Llegamos porque alguien pasó por el área y vio los árboles; no fue que nos llamaron con anticipación. Cuando llegamos, era tarde. Los troncos habían sido mal cortados, demasiado pequeños como para aprovecharlos como madera”, expuso.
En el otro lado de la moneda, relató que un director de una escuela de Guayama los contactó porque “no sabía qué hacer” con unos árboles que ya habían sido podados. Rúa y su equipo llegaron al plantel con los equipos necesarios, terminaron de cortar los árboles y llevaron el material al aserradero en Patillas.
Una vez allí, abundó, “empieza la parte de hacer tablas”, o sea, picar los troncos en lascas de distintos tamaños, que luego se ponen a secar al sol (también pueden secarse en un horno). Ebanistas, artesanos y arquitectos, entre otros clientes, pueden comprar las tablas, pero la compañía también ofrece productos, como sillas, mesas, utensilios de cocina y hasta guitarras, entre otros. “Lo que hacemos es añadirle
valor a la madera”, dijo. ABUNDANTE. Rúa aseveró que la madera en Puerto Rico es abundante debido, principalmente, a las estrategias de reforestación encausadas por las agencias estatales y federales. Destacó, de inmediato, que “hubo unas malas decisiones de planificación urbana” y se sembraron especies de árboles muy grandes en las ciudades, como caoba. “Son esos árboles que ahora están rompiendo carreteras, aceras y hasta casas, y la gente los está eliminando porque están en riesgo su vida y propiedad. Ahí es que podemos entrar nosotros, porque la caoba es de las mejores maderas; mucho valor y todo el mundo la busca, aparte que tarda muchísimo en pudrirse”, comentó.
Otras especies madereras que se encuentran fácilmente en Puerto Rico son laurel, almendro, acacia, moca, maría y cenizo.
“Pero la gente sigue pensando y diciendo que no sirven para nada y los botan. Los vertederos están llenos de material vegetativo”, recalcó.
Rúa detalló que el material vegetativo representa el 22% de todos los desperdicios sólidos que se generan a diario en la Isla. Al año se generan 792,000 toneladas. Se estima que 10% de ese total son árboles maderables aprovechables, pero Rúa cree que ese porcentaje es mayor.
“Estamos tirando a la basura una industria que podría beneficiar a miles de personas”, dijo, y resaltó que Puerto Rico Hardwoods, que es presidida por Thrity Vakil, obtuvo recientemente el premio “empresa sustentable” del Grupo Guayacán.
JERARQUÍA. De otra parte, Maritere Padilla, directora interina del Área de Planificación, Operaciones e Ingeniería de la Autoridad de Desperdicios Sólidos (ADS), explicó que el manejo y disposición del material vegetativo se rigen por el capítulo 9 del Reglamento para la Reducción, Reutilización y el Reciclaje de los Desperdicios Sólidos en Puerto Rico.
Dicho reglamento establece una jerarquía de usos para el material vegetativo, siendo el compostaje la primera opción. Le siguen donarlo a quien pueda reutilizarlo, usarlo como cubierta alterna en los sistemas de relleno sanitario, y aprovecharlo como mecanismo de control de erosión y mantenimiento de taludes.
“Aquí la visión amplia de política pública es usar el material vegetativo como composta; hay plantas en Arecibo y Mayagüez y otro negocio en San Sebastián. Ahora bien, la política pública también impulsa que toda persona interesada pueda aprovechar el material vegetativo para artesanías, jardinería paisajista y muchos otros usos”, dijo Padilla.
Explicó que la ley prohíbe la disposición de material vegetativo en vertederos. No obstante, indicó que 10 de los 28 sistemas que existen en el País lo reciben, pues cuentan con planes de desvío. El material vegetativo que se acepta en esos 10 vertederos se apila en un área “segregada y designada” para su manejo, y en la inmensa mayoría de las ocasiones se tritura para usarse como composta.
Padilla admitió que “es posible” que al resto de los vertederos llegue material vegetativo, pero indicó que es responsabilidad de sus operadores identificarlo y hacerse cargo de su disposición adecuada. Dijo, asimismo, que cuando se trata de material vegetativo dispuesto a la intemperie, es responsabilidad de los municipios “manejarlo como se supone”.
Concluyó asegurando que la ADS y la Junta de Calidad Ambiental fiscalizan que solo los 10 vertederos con planes de desvío para material vegetativo sean los que lo aceptan.
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