El Nuevo Día
Sharon Minelli Pérez
sperez@elnuevodia.com
Twitter: @sharonminelli
Agrohack celebra este año su segunda convención, potenciando la dinámica de la finca a la mesa y viceversa, mientras conecta nuevos jugadores a la cadena de producción agrícola más allá del agricultor y el chef
Desde la izquierda: René Marichal, chef del restaurante Avocado; Perla Sofía Curbelo, coproductora de Agrohack; Carlos Pacheco, de Trito Agro Industrial Services; Decenia Vega, de Semila; y Carlos Cobián
QTecnología y colaboración, no competencia, modelan la nueva cepa de agroempresas. Esa es la hipótesis que el empresario Carlos Cobián validó al producir la convención de Agrohack, que regresa este próximo sábado, 13 de mayo, en su segunda edición.
Cobián resaltó que la importancia de cultivar conexiones personales y empresariales se hace patente en toda la cadena, desde el agricultor de pequeña escala que usa redes sociales y tecnología móvil para conectar con restaurantes, hasta el ingeniero que crea una solución de manejo de residuos orgánicos para recogerlos y convertirlos en composta y en cultivos para la industria gastronómica.
Son estas dinámicas –tanto de los agronegocios ya existentes como de las oportunidades disponibles– las que Agrohack busca visibilizar y promover, en una jornada que combina talleres prácticos, paneles y una agroferia de productos y servicios.
La conferencia busca ser un catalítico con tres objetivos puntuales, detalló Cobián: “Crear conciencia de que el agro es nuevamente una alternativa para el desarrollo económico; presentar innovaciones que transforman las reglas de juego en la agricultura, la producción de comida, agua y bioenergía para propulsar la industria; y por último, desarrollar y atraer talento, el factor que ha probado ser de mayor importancia en el crecimiento del clúster de innovación agrícola”.
“El proyecto del año pasado fue una prueba. Corroboramos que es así: hay renacimiento en la agricultura, y en parte es por las nuevas generaciones que comienzan a heredar negocios agrícolas”, detalló sobre el evento que atrajo a más de 650 personas que abarrotaron un salón del Caribe Hilton en el 2016.
Pero este renacer también lo observan en personas que han optado por el agro para desarrollar empresas porque les atrae el sector o porque han visto oportunidades concretas y alcanzables, sin necesariamente contar con educación formal en el campo, comentó Perla Sofía Curbelo, coproductora de contenido para Agrohack.
“Es que la innovación está permitiendo que las personas, si están interesadas, se eduquen, aprendan y se conecten”, coincidió Cobián.
En respuesta a la acogida que superó expectativas, este año Agrohack se movió a un local mucho más amplio, el Centro de Convenciones de Miramar, y también robusteció su oferta con más educación práctica, un mercado más diversificado y eventos “premium” opcionales.
“Queremos posicionarnos como el evento de agronegocios de las Américas”, indicó Curbelo, quien además, es fundadora del blog agrochic.com.
Los seminarios prácticos tocarán a fondo los siguientes temas: desarrollo del plan de negocio con el método ágil “Business Model Canvas”, aplicado al agro; financiamiento con el Puerto Rico Farm Credit; mercadeo de productos agrícolas desde la finca hasta el consumidor; y manejo de residuos orgánicos, tanto en las fincas y negocios como en el entorno doméstico.
El mercado agrícola del evento, llamado Agromarket, también creció, indicó Cobián: “Vamos a traer expositores de todos los componentes de la cadena agrícola: suplidores, tractores, incubadoras, universidades, internet de las cosas, café, chocolate, energía renovable”, enumeró. Tam- bién habrá un pabellón agroecológico, con frutos frescos y acceso a sus productores, que cultivan clientela tanto a nivel de venta directa al consumidor como en redes de distribución y suplido a restaurantes.
“Le estamos dando mucho énfasis, porque estamos apostando a que ahí es que se crean más conexiones”, agregó.
Curbelo informó, además, que las personas que solo quieran asistir al Agromarket pueden hacerlo comprando un boleto especial por solo $10.
Las sesiones informativas, atención a tendencias y paneles de discusión, con oportunidad de preguntas y respuestas, retornan a la agenda en esta segunda edición.
Por ejemplo, repite uno de los segmentos de mayor crecimiento en el pasado año, el cannabis; además de que se dialogará sobre la importancia de conocer las necesidades de los canales de distribución y cómo establecer relaciones productivas con compradores.
Se explorará también el uso de tecnología y de la inteligencia de datos para potenciar la eficiencia en el agro, al tiempo que se conversará sobre temas de peso global, como los efectos positivos de propiciar la inclusión de la mujer en el liderato de los agronegocios.
La sustentabilidad –en manejo de recursos, generación de energía y prácticas de cultivo– recibirá también mucha atención, de cara a los efectos no-
civos del cambio climático que ya se observan en Puerto Rico con los patrones de lluvia y sequía, así como con el aumento del nivel del mar, la filtración de agua de mar a los acuíferos y la reducción de las playas.
DULCE EMPUJE. La startup Semila es un ejemplo vivo de cómo el “networking” y el empuje de ir tras una idea en el agro –aún sin formación educativa relacionada o sin provenir de una familia que ha vivido de la tierra– pueden catapultar resultados en cuestión de meses. En la edición anterior de Agrohack,
Decenia Vega, fundadora de Semila, participó del Startup Showcase, en el que tuvo cinco minutos para presentar el concepto de la empresa que cocreó con Abel Vélez.
Para entonces, ya tenía encaminado el modelo para revivir el cultivo de cacao en Puerto Rico, de forma sustentable y que genere riqueza para los agricultores.
Tenía también un predio para propagar semillas y árboles de variedades con alto potencial a pesar de que, como expresó en su ‘pitch’, “crecí pensando que la agricultura no era rentable. Que si decidía sembrar no iba poder ayudar a mi familia”.
Su breve presentación finalizó con arrojo: “El mundo está pidiendo cacao y Puerto Rico se lo va a dar”.
Hoy, Vega desarrolla su negocio en una finca extensa, de 43 cuerdas, en Barceloneta, donde prepara injertos, educa a interesados en el cultivo del cacao con fines comerciales y avanza hacia el objetivo muy real de que el fruto cultivado en Puerto Rico se venderá para 2020 en las subastas globales de cacao de máxima calidad.
“Desde el día uno, nuestro pensamiento es global”, subrayó Vega, quien compartirá en Agrohack lo que ha hecho para levantar su agroempresa de la nada.
“Semila desarrolla cacao fino, de calidad mundial. Puedo decir que este cacao es literalmente el mejor”, puntualizó.
“El árbol que proveemos es comprobado que es de calidad. Tenemos manuales de cada variedad, cómo va a producir ese árbol, cuán rápido y cómo va a saber ese cacao”.
Esta seguridad de Vega responde a que identificó la oportunidad en este mercado desatendido mientras realizaba sus trabajos conducentes al grado de maestría en Administración de Empresas.
Con información de mercado y atraída porque desde niña le gustó el contacto con la tierra, Vega se preparó en la disciplina que le era desconocida. Tomó cursos sobre cacao y su cultivo en República Dominicana, un importante productor de este fruto; y se preparó en otros temas del agro en Puerto Rico.
Gracias a esa combinación de estudios, “Semila identificó las brechas, qué hacía falta y buscó soluciones a todos los problemas por los que se han pasado en otros lugares”, expresó.
“El agricultor necesita solo querer hacer dinero. Le vendemos el arbolito, le buscamos incentivos, le enseñamos a desarrollar la finca y le compramos el producto”, indicó.
Su recomendación a cada interesado “para que viva feliz y sin preocupaciones” es sembrar cinco cuerdas para obtener un ingreso anual de $100,000.
“Estamos con ocho agricultores desarrollando fincas simultáneamente”, indicó.
Con el apoyo que da Semila, especialmente en la obtención de los injertos que producen frutos de alta cotización, Vega asegura que el cacao es “fácil de cultivar”.
“Se abona solo”, aseguró, y lo que requiere es un terreno con pH entre 6.5 y 7.5, que no esté a más de 1,000 metros del nivel del mar.
“Con este proyecto fuimos a Sudáfrica a presentarlo por primera vez (fuera de Puerto Rico)”, relató sobre su participación en el Future Agro
Challenge en Johannesburgo. Allí validó que las conclusiones a las que había llegado sobre el potencial de este cultivo son acertadas.
“Sabíamos que había demanda, pero no habíamos podido estrechar manos y decirles ‘tengo el cacao que necesitas’”, abundó.
En ese viaje conoció a jugadores importantes del mercado sueco, con quienes mantiene negociaciones por ser el país con mayor concentración de chocolateros de altísima calidad y una base de consumidores que no escatima en costos.
“Su ideal de consumo es muy distinto al nuestro. Prefieren consumir calidad que gastar en objetos de lujo”, contextualizó.
Eso garantiza “que el precio por ese producto para el agricultor de acá va a ser genial”, adelantó.
Además, el hecho de que se cultive en Puerto Rico, sin la sombra de la esclavitud infantil que se da en las siembras de varios países de África, en particular Costa de Marfil, y con el potencial de incluso identificar el producto con sellos internacionales, como el de comercio justo (“fair trade”), aporta valor agregado “y nos dan mayor prestigio internacional”, abundó.
Los injertos de cacao que Semila promueve y propaga comienzan a producir en dos años, a diferencia de los cinco años que les toma a otros árboles. Por ello, Vega recomienda y asesora a los agricultores interesados en sumarse a su red a diversificar con otros cultivos que están listos en cuatro a seis meses, como tubérculos y hortalizas. Eso lo aplica también a su finca y a sus finanzas, pues ha convertido su conocimiento en cursos y talleres para agroempresarios.
“Era profesora. Dejé de recibir ese ingreso para lanzarme a esa aventura”, recordó.
“Los consumidores están buscando experimentar más lo local y los chefs quieren ofrecer una experiencia diferente al público” RENÉ MARICHAL Chef del restaurante Avocado El proyecto del año pasado fue una prueba. Corroboramos que es así: hay renacimiento en la agricultura, y en parte es por las nuevas generaciones que comienzan a heredar negocios agrícolas” Carlos Cobián Productor de Agrohack
“Ahora nos multiplicamos en otras personas que quieren hacer algo y no saben cómo o no se atreven”.
COMPLETAR EL CICLO. Con los emprendedores nuevos convergen profesionales experimentados como el ingeniero civil Carlos Pacheco, quien por 40 años ha diseñado sistemas de tratamiento de agua y además es caficultor.
Pero Pacheco tiene otra faceta con la que nutre la agenda de la conferencia.
“Lo que nos trae a Agrohack es la necesidad de reciclar y reusar los residuos orgánicos”, indicó.
“Son uno de los grandes contribuyentes al calentamiento global. Se convierten en metano y son peores que el dióxido de carbono”, dijo.
En Trito Agro Industrial Services (TAIS) “creamos un programa que completa el movimiento de la finca a la mesa y de la mesa a la finca, cerrando el círculo y produciendo comida con los mismos residuos de los vegetales”, resumió Pacheco.
“Estamos rescatando los nutrientes que alguien pagó en el extranjero, recuperándolo y usándolos para localmente producir nuestra propia comida. Estamos efectivamente recortando los costos de importaciones de agroquímicos”, expuso.
¿Cómo lo hace? Se ubican unos contenedores rotulados en el exterior de la cafetería o restaurante para recoger los residuos que se generan al picar, pelar y procesar viandas, frutas, vegetales o al pelar huevos, ya que su cáscara es una fuente rica en calcio.
También se pueden incluir frutas o viandas que por su aspecto no estén aptas para la venta.
Ese material se comienza a transformar en composta desde ese paso, ya que TAIS provee un inoculante de organismos beneficiosos para agilizar el proceso.
A su vez, el restaurante –además de reducir su huella ecológica y poder llegar a pagar menos por el servicio de recogido de basura, porque reduce su volumen– puede desplegar el sello de que reciclan su materia orgánica, un atractivo para consumidores que auspician negocios ecoamigables.
“Pesamos la masa y les damos un certificado” de cuánto compostan, indicó Pacheco, quien precisó que un restaurante pequeño puede reciclar tres toneladas al año tan solo en residuos orgánicos.
“Por ejemplo, estamos en las cafeterías de las farmacéuticas porque muchas están en un nivel de reciclaje de 80%. Es un mercado bien valioso”, agregó.
El diseño de los contenedores –que usan eficientemente el espacio y son sellados– permite que el contenido no emita olores objetables ni atraiga plagas, mientras pasan las dos semanas que toma ir a recogerlos. Esa espera de 14 días es esencial para reducir los costos de acarreo.
“Buscamos eficiencia. El talón de Aquiles de la composta es el transporte”, aseveró.
En esa línea, Pacheco indicó que se identificó una oportunidad en las cafeterías de empresas multinacionales que ya usan recipientes compostables al servir, pero no necesariamente se estaban reciclando y terminaban en el vertedero. Sin embargo, esos vasos y recipientes ocupan demasiado espacio si se mueven en bolsas para basura. La solución de Pacheco fue ubicar una mesa para estibarlos, de tal forma que “los llevo a mi compostera tal cual entraron cuando se los vendieron”.
“Si mi camión puede ir con la tara de diseño, es mucho más eficiente que cuando mueves un camión ganchero del municipio, que lo que carga es aire”, comparó.
La eficiencia se potencia aún más porque TAIS no solo hace composta, sino que la usa para sembrar de forma 100% orgánica y libre de químicos, frutas y vegetales como calabazas, pepinillos, pimientos, quimbombó (okra, en inglés).
“De 30 cuerdas, la parte de composta es como de una cuerda”, indicó.
“Está alineado con lo que piden los restaurantes. Estamos conectados con el restaurante, porque así llegamos cargados (de cosecha) y regresamos cargados (de material para compostar)”, finalizó.
Pacheco explica el concepto y la ejecución de negocio con elocuencia y sencillez, de tal suerte que despertó asombro en otro de los exponentes de Agrohack.
LA FINCA EN LA BUENA MESA. “¡Esto es
un network!”, exclamó René Marichal, chef del restaurante Avocado, ubicado en San Patricio, antes de intercambiar tarjetas con Pacheco y expresar su interés en su proyecto.
Marichal lleva al menos una década dando protagonismo al producto local en sus creaciones como chef y participa de Agrohack para hablar de su experiencia en la competida industria gastronómica.
“Cuando abrí Fresh Grill hace como 10 años servía germinados cuando era algo no muy conocido”, recordó.
“Desarrollé mi estilo de cocina y, como parte de mi labor, tengo que educarme y visitar diferentes fincas”, agregó.
El próximo mes, su más reciente apuesta gastronómica, Avocado, cumple tres años.
“Esta cocina es un tributo a la cocina de mi abuela, de mi mamá, basada en el producto local. Es una cocina local, pero creativa. Tiene elementos criollos, sí, pero tiene influencias globales”, describió.
Para surtirse de lo que necesita, le compra a “entre 12 y 15 agricultores” semanalmente.
“Algunos llegan directo. Otros los recopilo con Frutos del Guacabo, que es una cooperativa en Manatí”, compartió. Marichal indicó que ha habido un grupo de agricultores, en especial del grupo que utiliza prácticas agroecológicas, que ha sabido conectarse con la industria gastronómica que busca productos frescos y de calidad.
De esa relación, por ejemplo, Avocado tiene acceso continuo a la mezcla de hojas que utiliza en sus ensaladas y que le produce Efrén Robles, quien creó Frutos del Guacabo con su esposa Angelie Martínez luego de que ambos fueran desplazados de la industria farmacéutica en la que laboraron por años.
“Es ya mi ‘blend’ y la tengo todas las semanas”, acotó.
Además de utilizar a los mismos proveedores agroecológicos, Marichal indicó que hay un grupo de chefs que está activamente colaborando no solo para promover el agricultura local y ecológica comprando su producción, sino también para aprender de ella.
“Muchas veces nos unimos fuera de nuestros espacios para aprender de agricultura y fomentar el resurgir de nuestras raíces. A veces nos vamos a diferentes fincas a practicar distintos métodos de cocción”, reveló.
Eso profundiza la relación entre la finca y el restaurante, entre el agricultor y el chef, para beneficio mutuo.
“Ian Págan, del Josco Bravo, hace unos meses tuvo un exceso de producción de lechuga romana”, ofreció como ejemplo.
“Se hizo una red en un momento, porque existen las conexiones, y no se perdieron esas 50 libras de lechuga”, recordó. Un chef le compró una parte, él otra y así por el estilo, hasta liquidar el excedente.
En otro caso, Pagán cosechó mucho más maíz del esperado. El agricultor lo publicó en redes sociales, los chefs lo vieron y compraron el producto.
“Empezamos a hacer platos y subir las fotos en Facebook. Y la gente venía a los restaurantes a buscar esos platos”, contó. Tampoco se perdió el maíz y, a la vez, los chefs aceitaron su creatividad.
Para Marichal, cultivar esa red es vital para innovar en la buena mesa, con lo que se produce aquí y aprovechando lo que está en temporada.
“Uso cerdo de Naranjito, pollo de Isabela, compro a pescadores de Cabo Rojo y Aguadilla, uso pan de Levain de Aguadilla, aunque ahora están también en San Juan”, enumeró.
A su vez, Marichal exhortó a sacar el máximo de partido a las proteínas de calidad que se crían en Puerto Rico, en vez de enfocarse en la carne de res que, si bien es cierto que está aumentando en calidad, hasta el momento no produce cortes con las texturas que se favorecen en la industria gastronómica.
“No podemos quedarnos de brazos cruzados. Puedo asegurar que hay guinea, conejo, cabro, cerdo, pollo. Aquí hay esas carnes y las hay bien, bien buenas”, puntualizó.
“El modelo de negocio cambió. Somos pocos, cada vez somos menos porque la gente se va (de Puerto Rico). En la medida en que como colectivo nos ayudemos, así es como la industria va a sobresalir. No me sirve de nada yo solo crecer, si los que están cerca de mí no crecen”, planteó.
“Los consumidores están buscando experimentar más lo local y los chefs quieren ofrecer una experiencia diferente al público. Pero hay mucho agricultor al que se le pierde la cosecha porque no tienen esos contactos, porque no saben quizás a quién acudir ni con quién hablar”, contextualizó Curbelo.
EN BUSCA DE ATAJOS. Esos disloques, en los que un productor cree que su cosecha no tiene demanda, cuando puede ser que sí, o en realidad debe ajustar sus prioridades de siembra a lo que sí tiene clientela ávida, son los que busca resolver Agrohack por la vía del “hackeo”, de los atajos que se logran cuando alguien que ya pasó por esa situación presenta cómo la resolvió, afirmó Cobián.
Curbelo, a su vez, destacó que Vega, Pacheco y Marichal son tres casos potentes que demuestran que “para entrar al sector agrícola no tienes que tener un trasfondo específico, solo el interés y buscar soluciones desde tu perspectiva y formación educativa”.
“Es el asunto creativo. En el sector agrícola hay montones de problemas que están buscando soluciones”, coincidió Cobián.
“Agrohack viene este año con soluciones a problemas que el año pasado se plantearon”, subrayó Vega.
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