En Puerto Rico, la escasez de talento en programación y tecnología es tal que “estimamos que hay más de 500 plazas disponibles”, planteó Carlos Meléndez, director de operaciones de la empresa de desarrollo de software e inteligencia artificial Wovenware.
Ante esta desconexión entre el mercado laboral y las carreras que escoge el estudiantado, la Universidad de Sagrado Corazón estableció una colaboración con Wovenware para animar a más estudiantes de honor a aprender destrezas de programación y conceptos sobre diseño web en un curso intensivo, informó el profesor Fernando Montilla, quien dirige el Estudio de Tecnologías Creativas de la institución santurcina.
“Este curso tiene valor sin importar lo que estudien o hagan luego. Cada día más todos los trabajos tienen que ver con tecnología y con datos”, sostuvo Meléndez sobre el currículo de 35 horas en cinco semanas. “Ahora el software está en todo lo que hacemos”.
Montilla detalló que el curso se dividió en módulos para cubrir temas como historia de internet, seguridad, ética, introducción al HTML, CSS y cómo crear un flujograma para resolver distintos retos de lógica. Luego, los estudiantes debían desmontar la lógica del juego piedra, papel y tijera usando Javascript. Para cerrar, cada uno presentó un proyecto.
“Es importante desmitificar la programación. Está en todos lo que hacemos. Ha sido una experiencia superútil”, compartió Elijah Reyes, quien cursa su cuarto año en Comunicaciones para luego profundizar en aspectos técnicos con una maestría en industrias creativas. “Fue un primer paso para sentirme que estoy listo”.
Mientras, la estudiante de primer año Ana Bonilla indicó que “tengo mi propia microempresa. Mis ventas ocurren a través de Instagram por el momento y tomé el curso para aprender de diseño y desarrollo web, porque deseo crear la página web personalizada a mi gusto”.
La alumna de mercadeo, publicidad creativa y artes visuales destacó que por ser una oferta para estudiantes de honor, fue un grupo muy diverso, de distintas concentraciones y clases. Según se informó, 90% de los participantes fueron mujeres.
Meléndez explicó que, además de los programadores e ingenieros que siempre son esenciales, las empresas innovadoras y de tecnología también necesitan científicos, diseñadores, profesionales del mercadeo y de otros campos creativos para desarrollar sus productos y servicios.
“Toda el área de ‘service designers’ es para entender cómo interactuamos con la tecnología y cómo modificamos el comportamiento de los usuarios para ayudarlos en el día a día”, expresó. “Esa parte de cómo se interactúa con la tecnología es igual o más importante ya que el código que hay detrás”.
Para Montilla, uno de los logros principales en este primer curso fue que los estudiantes vieran la programación como algo “mucho más accesible”, que sí pueden aprender. “También creamos una experiencia colaborativa con la industria”.
“El problema de talento es real y bien grande para la industria. Nos toca también colaborar y solucionar problemas. Continuaremos apoyando con este y más cursos”, finalizó Meléndez.
As originally reported by: El Nuevo Día