La plataforma de alquileres vacacionales Join a Join, fundada en Puerto Rico hace casi seis años por los gemelos Steve y Mike Leung, ha duplicado su volumen de negocio desde los inicios de encierro hasta el presente.
“Y en términos de búsquedas, se triplicó el tráfico con personas que no sabían qué era Join a Join”, agregó Steve sobre otro factor de crecimiento que ha experimentado la compañía que cuenta con 750 propiedades listadas, más de 366,000 seguidores en Facebook y 121,000 en Instagram.
Los hermanos Leung, boricuas de Guayama y con ascendencia china, atribuyeron este crecimiento en tiempos de pandemia a que el encierro inicial de marzo y abril desató un apetito de cambiar de ambiente, pero solo en compañía del núcleo más cercano.
“A partir de mayo las personas comenzaron a decir que querían vacacionar y cambiar de aire. Del otro ángulo, había personas que estaban trabajando remoto, las escuelas habían acabado el semestre y podían moverse a distintos lugares porque trabajaban desde la computadora. Buscaron opciones de vacacionar y de distraer a los nenes, que los tenían 24/7 mientras estaban trabajando”, abundó Mike.
“Al tener tanta demanda, esto nos hizo automatizar el proceso de búsqueda para darlo digerido. Creamos categorías como piscinas con calentador, casas flotantes o ‘pet-friendly’”, indicó Steve.
“Democratizamos las alternativas. Hay unos lugares que no necesariamente se consideran un ‘go-to-place’, pero las personas comenzaron a reservarlos porque no sabían que existían casas con ese tipo de vista o a amenidad en ese sitio”, agregó Mike.
A preguntas de cómo consiguen competir con la creciente adopción de plataformas internacionales como Airbnb y VRBO, Steve apuntó a que llevan casi seis años definiendo su mercado, siendo pacientes en nutrir el inventario, y la pandemia solo aceleró ese proceso: “Fuimos refinando. Nos enfocamos en esas casas únicas, en un segmento que comienza entre $200 a $300 la noche”.
En Join a Join también hay listadas propiedades con tarifas diarias mucho más altas, de $500 o $600, así como algunas más módicas de $100 a $150. Casi todas, destacó Mike, son unidades independientes aunque hay algunos apartamentos. En contraste, indicó que en Airbnb hay de todo porque ese es su modelo.
Mientras, Steve resaltó que al inicio de la pandemia anfitriones vieron como valor agregado que la empresa mercadee propiedades en particular en sus redes sociales: “En abril tuvimos posts que llegaron a 1 millón y 2 millones de alcance. Mucha gente supo de nosotros y, al saber que éramos compañía local, optaron por apoyarnos porque tenemos buenas propiedades”.
También han observado una tendencia a retener clientes recurrentes. Indicaron que han detectado que familias y grupos que cancelaron travesías que implicaban inversiones de peso, como ir a países de Asia y Europa, optaron por redirigir ese presupuesto a distintos alquileres vacacionales y descubrir que Puerto Rico tiene destinos más allá de Rincón, San Juan, Vieques o Culebra.
En el camino, se han percatado de que negocios en municipios que tradicionalmente no reciben tanto tráfico de turistas internos o externos, como San Lorenzo o Maunabo, se han beneficiado directamente por las compras de visitantes en propiedades alquiladas en Join a Join, pero que esto no depende solo de que se concreten las estadías.
“Ha habido personas que viendo esas propiedades, deciden ir a esa área”, indicó Steve. Esto responde a que Join a Join ha menudo no se limita a publicar recorridos por una propiedad, sino que también presenta las vistas y bellezas naturales del área donde está ubicada. “Estamos siendo un canal para demostrar los diferentes encantos de Puerto Rico”, coincidió Mike.
As originally reported in: El Nuevo Día