El Nuevo Día
Sharon Minelli Pérez
sperez@elnuevodia.com
Twitter: @sharonminelli
La firma boricua de software apuesta a su certificación HUBZone como ventaja para convertirse en contratista federal de tecnología
Q Aunque están concentrados en explotar su peritaje en el desarrollo de software a la medida del cliente, la empresa puertorriqueña Wovenware está diversificando sus líneas de negocio y sus ventajas competitivas con la meta de repetir en 2017 el crecimiento de doble dígito que ha registrado desde 2015.
“Nuestros clientes son principalmente empresas grandes. Pero hemos estado trabajando paralelamente una estrategia para darle servicios al gobierno federal”, informó Christian González, fundador y principal oficial ejecutivo de Wovenware.
Una pieza clave fue conseguir el mes pasado la certificación HUBZone, que otorga la Administración federal de Pequeños Negocios (en inglés, SBA). Para esta certificación, el negocio tiene que estar ubicado en una zona comercial históricamente subutilizada (HUBZone) y validar que 35% de sus empleados residan en alguna de estas zonas. A cambio, son tratados de forma preferencial al licitar contratos federales, al punto de que hay propuestas en las que solo se admiten compañías HUBZone.
“A nosotros nos coloca en excelente posición para aprovechar la oportunidad de competir por los $100,000 millones al año que el gobierno federal destina a contratos de tecnología informática (IT)”, dijo González.
El ejecutivo indicó que la certificación es un bloque adicional para elevar el perfil de su compañía, que cuenta con un decreto al amparo de la Ley 20 para fomentar la exportación de servicios. Tal decreto ha propiciado que, tras tener su mejor año en 2015, en 2016 registre crecimiento de 50%, gracias en gran medida a que 40% de sus ingresos son por servicios exportados a Gran Bretaña, Estados Unidos y República Dominicana.
Aunque el proceso de obtener la certificación tomó apenas un mes, lo arduo vino antes, compartió Carlos Meléndez, director de operaciones de Wovenware. Las compañías solicitantes en esta y otras certificaciones tienen que presentar evidencias de que cumplen con múltiples políticas y seguros. Pero como parte de su preparación para la Ley 20, tenían la ventaja de tener “casi todo ese andamiaje listo”, indicó Meléndez.
LA CARTA HUBZONE. En este periodo de campaña eleccionaria, las HUBZones han estado en boca de políticos de todos los colores como parte de sus propuestas para revitalizar zonas de alto potencial, como la antigua base naval Roosevelt Roads en Ceiba.
Sin embargo, González contextualizó que desde junio pasado la SBA modificó la fórmula con la que determinaba si una sección censal tendría o no esa clasificación. El cambio benefició a Puerto Rico al aumentar de 23% a 82% el territorio con esa designación. Incluso algunos municipios como Las Marías, Salinas, Vieques y Santa Isabel, entre otros, son HUBZones en su totalidad, señaló entonces la directora de distrito de SBA, Yvette Collazo. Hasta el momento, solo 26 negocios locales de manufactura, construcción, ingeniería y IT están en el programa, precisó Collazo.
Estas designaciones son importantes no porque impliquen la llegada automática de más fondos, sino porque las empresas que participan del programa tienen preferencia también al buscar negocio con compañías grandes que ya están en Puerto Rico.
Por ejemplo, la empresa foránea UTC Aerospace Systems, que emplea a más de 2,000 personas en Santa Isabel, tiene contratos con el gobierno federal. A la hora de escoger un subcontratista, “les conviene contratar con compañías que tienen este tipo de certificaciones minoritarias”, indicó González.
“Por asuntos de cumplimiento, se da una sinergía”, añadió sobre el plan de subcontratación que se le requiere a los proveedores federales de alto volumen. Además, el gobierno federal busca cumplir la meta de que al menos 3% de sus contratos se otorguen a compañías en HUBZones.
Los ejecutivos de Wovenware hablan por experiencia. Actualmente hacen trabajos para la Federal Deposit Insurance Corporation (FDIC) y Defense Intelligente Agency, en calidad de subontratistas.
URGE CREAR EL ECOSISTEMA. Con ese historial de desempeño, esperan en el futuro próximo su primer contrato federal directo. Llegado ese momento, tanto para ellos como para otras empresas locales que hagan lo propio, “hace falta que tengamos un ecosistema listo”, advirtió González.
Urgió a los negocios locales a “profesionalizar más el servicio” formalizando sus políticas y procesos.
“Esto es como en la manufactura. Si no lo documentas, no lo hiciste, no existe”, apuntó Meléndez.
Para ello, ambos recomendaron aprovechar la asistencia técnica y gratuita en el Federal Contracting Center, que administra la Compañía de Fomento Industrial (Pridco).
Este ecosistema será vital si funciona el cabildeo a favor de la sección 245a del Código federal de Rentas Internas, que incentivaría la operación de empresas de Estados Unidos en Puerto Rico a fin de aprovechar menos de 3% de impuestos sobre sus ganancias y dividendos, auguró. “Si tenemos esa masa crítica de empresas locales, esta vez va a ser distinto que con la sección 936”, dijo Meléndez.
La academia, a su vez, tiene un rol esencial en el ecosistema. Destacó que se estima que para 2020 habrá 1.4 millones de empleos adicionales ligados a tecnología y que, según los ritmos actuales, habrá una brecha de 400,000 vacantes si las instituciones no se ponen las pilas para armar programas afines.
“En IT hay trabajo, hay mucho trabajo”, insistió González, quien aprovechó para indicar que su compañía está buscando llenar cinco plazas.
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