Primero hacía trajes de gala. Luego fue la que hacía trajes de baño en la esquina de los chinos en la Méndez Vigo en Mayagüez. Tommie Hernández cuenta que le iba bien. Pero después de 17 años decidió que quería encontrar algo en lo que pudiera usar su talento y que le diera felicidad. Se fue a la zona metropolitana sin un plan definido y escuchando podcasts de mercadeo. “Siempre quiero aprender del que sabe”. Así llegó a Guayacán, y así se dio cuenta que la gente podía estar interesada en sus patrones.
Aprendió “a tomar el negocio en serio, para llevarlo a otro nivel en poco tiempo.” Y convirtió la crisis en su gran oportunidad. Creó una plataforma para aprender a coser y adquirir patrones. Durante el encierro provocado por la pandemia conectó a miles de personas para sus clases virtuales. Ahora lanzará una escuela de diseño virtual para ayudar a estudiantes a crear su propio negocio. Casi nada. Tommie estudió arquitectura y tiene una larga trayectoria cosiendo, pero en Guayacán aprendió que “si no te preparas para lo que quieres hacer no podrás echar adelante el negocio, ni otras cosas en la vida.”
¡Únete a #DarParaImpulsar la evolución de negocios como el de Tommie!