El producto se confecciona y se enlata completamente en Puerto Rico, por primera vez. Y la imagen, que siempre resaltó su origen coameño, se ha renovado para dejar todavía más claras sus raíces y despejar cualquier duda de que se trata de una marca boricua.
Así, la cervecería ZURC ha renacido en este 2024, luego de siete años de existencia y resistencia.
La empresa dejó atrás el Bräuhaus de su logo, que era un guiño al estilo alemán de hacer cerveza que inspiró a su creador Juan Carlos Cruz, y ahora se presenta como lo que es: Puerto Rican Craft Beer.
“Este es el comienzo de un nuevo capítulo en la historia de ZURC”, afirmó Cruz, un ingeniero químico convertido en maestro cervecero, en entrevista con La Perla del Sur.
Oriundo de Coamo, Cruz creó la microcervecería en un local de la calle Baldorioty, a pasos de la plaza pública de su pueblo natal, en el 2017. Allí empezó a inventar con estilos y sabores, y desarrolló una oferta de cerveza de barril que pronto capturó el paladar de los y las simpatizantes de las artesanales boricuas.
En el 2019, dio un gran salto al firmar un acuerdo para enlatar sus productos en Estados Unidos y distribuirlos a través de B. Fernández & Hnos. Y le fue bien, pero en el fondo siempre hubo algo que no se sentía “puro”.
“Cuando empezamos a sacar el producto en lata fue bueno, fue un buen ejercicio. Yo lo miro como un experimento. Lo veo ahora y digo que a la imagen le faltaba madurar un poco, pero tuvo un buen recibimiento de la gente”, indicó Cruz.
“Sin embargo, esto fue un deal que hicimos con una compañía extranjera en Estados Unidos. No sé, hay algo ahí que no se siente puro”, reflexionó.
“En esto del craft beer, cuando estás hablando de frescura y una marca puertorriqueña, pues simplemente no existe una sinergia haciendo una cerveza en lata en Estados Unidos y trayéndola en un barco, en vez de hacerla aquí. Y, pues, decidimos movernos en otra dirección, hacer la cerveza en Puerto Rico”, relató.
Entre la inquietud por renovar la imagen y sus reservas por el lugar de producción, le agarró la pandemia de Covid -19. En ese periodo concretizó la transformación.
“Empezamos a reevaluar la imagen para pulirla un poco. Esto empezó a converger en la pandemia, cuando la cosa se apretó. En ese primer año y pico, nuestros puntos de venta de draft se apretaron, casi cerraron los sitios, y ahí empezamos a evaluar el cambio”, señaló.
“Pulimos la imagen, la teníamos ready hace más de un año, y estuvimos en negociaciones para lograr este acuerdo (de hacer la cerveza en Puerto Rico)”, agregó.
A finales del año pasado, cerraron el contrato con Miramar Brewing, la casa de la cerveza Old Harbor, para enlatar allí los productos de ZURC.
“La gente está bien pompea, les gusta la imagen, los sabores están buenos, estamos empezando una nueva estrategia y todo está más maduro. Se siente mejor”, confesó. “Y, de verdad, yo estoy bien agradecido de que B. Fernández cree en la marca y va con fuerza con esto”.
Sus nuevas cervezas
ZURC regresó al mercado esta primavera con tres cervezas en latas de 16 onzas: 1579, Isla Bonita y Parcheza.
1579 es la otrora Sweet Caroline (Helles Lager), su producto insignia.
“Sweet Caroline estuvo chévere, estuvo cool, pero la movimos a 1579 porque tengo que volver a traer las raíces de dónde comienza ZURC y ZURC comienza en Coamo. 1579 es cuando el rey de España aprueba la fundación de Coamo y lo importante de ese evento es que se reconoce lo que hoy es Coamo, más los 14 municipios que lo rodean”, expuso.
“Y lo lindo, lo que rima con esto, es que en Coamo fue que empezó a mezclarse esa mitocondria de la raza puertorriqueña”, prosiguió.
“Poéticamente, los coameños le decimos ‘el centro del universo’ y yo creo que (a la cerveza) le faltaba algo para conectar con el brand de ZURC. Mucha gente me lo decía, a mucha gente le gustaba el producto, pero no sabía que era de Puerto Rico, pensaban que era de Europa. Hicimos un cambio estratégico porque queremos concientizar a la gente de que este es un producto de Puerto Rico, una marca nacida en el centro del universo y 1579 fue cuando empezó”.
En términos del sabor, mantiene su fórmula, aunque ahora se elabora con el proceso multi-step mash implementado por los alemanes.
“Es la primera cerveza en Puerto Rico que se hace así. La conversión de las maltas a azúcares fermentables y no fermentables, a maltosa y otras cadenas, se hace con diferentes pasos de temperatura, donde se dejan descansar los granos y se optimiza la conversión en sabor, cuerpo y en alcohol”, explicó.
Por otra parte, Isla Bonita es la nueva y definitiva versión de Resistencia (Coconut Hefeweizen).
“Yo soy ingeniero y ‘resistencia’ tiene una connotación de electricidad, que es el destello de energía que vemos en la luz, en la bombilla, cuando pasa una carga de energía a través de un conducto. Para mí, ese es el corazón de Puerto Rico. Nosotros aguantamos mucha carga y la última década creo que ha sido un evento épico con todo lo que hemos tenido que aguantar y lo que nos falta”, indicó.
“Pero también se puede interpretar la palabra con connotaciones negativas, muy políticas, y ZURC no se trata de política, sino de amor, cariño, good vibes, y pues quizás no todo el mundo entiende el término técnico de resistencia y pensamos que la gente va a entender lo que es Isla Bonita, y eso es lo que somos”, agregó.
Sobre su sabor, comentó que es parecido “a una piña colada o, como me dijo alguien, a besito de coco, sin el azúcar y sin la dulzura”.
La tercera es Parcheza, una Bohemian Pale Ale que define como “una cerveza delicada, light y crujiente”.
“Tiene aromas a parcha y en el sabor se balancea, la parcha no se va al frente bien poderosa, sino que se balancea con los lúpulos de la zona de Bavaria, por eso lleva el título de bohemian. Yo quiero que sepa a cerveza y así sabe. Es como tomarse un amanecer de Puerto Rico”, describió.
Con fuerza en este renacer
Las cervezas están disponibles en barras de distintos puntos del país y también llegarán a supermercados que se distingan por vender artesanales.
“El plan es sacarlas también en draft, pero en cantidades más limitadas”, anticipó.
Cruz se ve y se escucha emocionado por este renacer, pues estuvo a punto de tirar la toalla.
“Yo por poco me quito, porque decía ‘si esto no se da, no sé qué voy a hacer’. No puedo vivir de sueños y fantasías”, recordó.
No obstante, el camino se volvió a aclarar y ahora solo hay nuevas metas por cumplir.
“Estoy bien contento con la relación con B. Fernández, siento que le estamos haciendo un reset. Veo a B. Fernández bien entusiasmado con esto y en verdad yo no había estado más emocionado de esa relación y de esto que estamos haciendo, y ojalá esto siga abriendo oportunidades para traer más sabores. Ese es el plan”, sentenció.