El Nuevo Dia
Joanisabel González
joanisabel.gonzalez@elnuevodia.com
Twitter: @jgonzalezpr
La primera mujer hispana en fundar una firma de consultoría de inversiones independiente habla de su vida, sus 35 años en el mundo de inversiones y reflexiona acerca de los eventos que han sacudido la industria de valores local
Es muy probable que la mayor parte de los puertorriqueños no tengan idea de lo que significa lagestión de activos o caudales y mucho menos que hayan escuchado el término fiducia. También es casi seguro que muy pocos han escuchado antes el nombre de Myrna M. Rivera o de Consultiva Internacional. Pero si en algún momento, usted o algún conocido recibió los servicios de la Autoridad para la Compensación de Accidentes de Automóviles (ACAA); si el sindicato del que es parte le pagó alguna dieta por estar en la línea de piquete o si alguno de los suyos recibió una beca por su buen aprovechamiento académico es probable que Myrna -como la conocen en el circuito financiero de Puerto Rico- lo haya hecho posible. “El dinero es solo un instrumento para hacer otras cosas, para soñar posibilidades”, dice la fundadora de la primera firma de consultoría en inversiones establecida por una mujer en Puerto Rico y la primera firma encabezada por una mujer puertorriqueña que se abrió paso a nivel continental.
“La industria sigue proponiendo como modelo de éxito hacer dinero, pero el verdadero gozo está en visualizar un plan para que ese dinero cree la riqueza que una generación necesita para alcanzar sus sueños. Esos sueños son asegurar el sueldo de los trabajadores, las donaciones a entidades sin fines de lucro que contribuyen a rescatar las comunidades, las matrículas de los hijos”, dice la ejecutiva. Planificar el buen uso del dinero parece venir de familia en el caso de Rivera.
“Mi mamá siempre decía que no se vive más allá de lo que da la sábana… nos prohibía decir que había problemas económicos. Decía que cuando nos crió, con lo poco que había, $50 a la semana, dio para echar la familia hacia adelante y convertirnos en profesionales”.
Rivera nació en Coamo, y creció entre cuerdas, congas y bongós. Tiene un familión que alcanzó 60 primos. No había navidad o convite donde no sonara el cuatro de su progenitor, un ebanista de oficio, y deja para el récord que la sangre le une al conocido percusionista Cali Rivera. Entonces, Rivera se “visualizó” artista y Coamo parecía el sitio perfecto por ser la cuna de Bobby Capó, de W illie Rosario, el hogar de Bobby Valentín. Pero en el Coamo de mediados del siglo XX, también se escuchaba el son de la estrechez. “Todos necesitamos buscar los héroes que hay en nuestras familias porque los hay… Mis papás fueron los primeros empresarios que conocí porque decidieron aventurarse a algo que no conocían; mudarse a un país donde nadie los quería y sin conocer el idioma…
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