Grupo Guayacán

¿Por qué copiar si puedes crear?

Emprendedora y Presidenta PR Gourmet Products Alessandra Correa
El Nuevo Día

Ser original es una de las características más importantes que puede tener un emprendedor. En esta aventura llamada empresarismo, he tenido que innovar, reinventar y poner a prueba mi creatividad en muchas ocasiones.

Me motiva saber que las historias más fascinantes de emprendimiento son aquellas donde se ha logrado crear productos y servicios que cambian vidas e impulsan la economía. Como emprendedores, es nuestro trabajo crear soluciones que desafíen las nociones convencionales.

Tristemente, algunos empresarios descartan la innovación y toman el camino “fácil”, de hacer suyas las ideas de otros. Esa fue precisamente mi experiencia hace unos días atrás. Mientras estaba reunida, comencé a recibir decenas de mensajes de mis allegados alertándome sobre un posible plagio de mi marca, Flavors of Puerto Rico. Cuando pude ver de qué se trataba, sentí como si me hubiesen echado un balde de agua fría encima. En más de una ocasión, tuve que controlar mi frustración porque sé que situaciones como estas nos dan la valiosa oportunidad de crecer.

Independientemente de los remedios legales y de otras acciones que tomaré para proteger mi marca, tengo la necesidad de compartir con otros empresarios mi sentir, ya que no soy la primera que ha vivido un momento como este.

Desde que decidí entrar al mundo empresarial en Puerto Rico, he escuchado muchas historias de empresarios que compartieron sus ideas de negocio y, meses después, las mismas fueron copiadas sin darles crédito alguno. De hecho, muchos mentores me han aconsejado en reiteradas ocasiones que debo tener mucho cuidado con quién comparto mis nuevos proyectos. Aún como abogada, me rehúso a pensar que esta es la forma en que algunos crean empresas en Puerto Rico.

Los emprendedores ya enfrentamos suficientes retos como para gastar nuestras energías en personas que nos roban las ideas. Me preocupa mucho que este sea el ejemplo que le daremos a la nueva cepa de emprendedores, quienes antes de comenzar sus negocios ya sienten el temor de que les plagien sus ideas.

La experiencia de utilizar tu creatividad, ingenio e innovación para darle forma a una nueva empresa es, sin duda, la mejor etapa del emprendimiento. Es un momento único cuando encuentras el nombre ideal para tu negocio y logras darle identidad gráfica.

Más emocionante aun es cuando logras el primer prototipo de ese producto o servicio con el que alguna vez soñaste crear. El saber que fuiste capaz de crear algo por ti mismo, de innovar y concebir un modelo de negocio que hasta entonces no existía, es una experiencia que deben vivir todos aquellos que desean emprender.

Suelo comparar este proceso con el nacimiento de un hijo. Aunque nunca he experimentado la sensación de ser madre, cada vez que creo un negocio siento que me convierto en madre de esa nueva empresa.

Ese sentimiento de pertenencia me da energías y fuerzas para trabajar y hacer crecer el negocio. ¿Qué mejor motivación que ver como, día a día, crece una empresa que nació de ti mismo?

Ahora, los exhorto a cuestionarnos: ¿Nos podemos sentir orgullosos de copiar las ideas de otros? ¿Por qué copiar algo que ya existe? ¿Por qué plagiar y tratar de progresar a expensas del esfuerzo de otros empresarios? No importa cuánto tratemos de justificar este acto, siempre sabremos que nos faltó originalidad, creatividad y, sobre todo, honestidad. La realidad es que no importa cuánto éxito tengamos con una idea robada, siempre nos acompañará la sombra de haber copiado a otro. Tarde o temprano, nos arrepentiremos de no haber dejado nuestra imaginación volar y de no haberle dado al mundo un pedazo de nosotros. Todos tenemos algo único y mágico que compartir, algo que nadie más posee. Ahí está el secreto de un negocio realmente exitoso.

Me encantaría que nuestro ecosistema empresarial en Puerto Rico estuviera lleno de originalidad, de respeto, de innovación y, más que nada, de honestidad. Lograríamos grandes cosas si compartiéramos nuestras ideas sin el temor de que alguien nos quite lo que es nuestro. Me haría sentir muy orgullosa poder decirle a los jóvenes empresarios, “comparte tus ideas sin miedo que nadie te las va a robar”.

Aunque la realidad que vivimos actualmente es otra, y siempre exhorto a los jóvenes a registrar sus marcas y a orientarse legalmente, estoy convencida de que podemos crear una nueva generación de empresarios con la honestidad como criterio rector. Al final del día, aquella frase de mi querido abuelo es muy certera: “Lo mal quita’o, no echa pa’lante”.

Los invito a explorar, a inspirarse y a innovar. Los grandes emprendedores son aquellos que le dan alas a sus propias ideas y permiten que vuelen alto, muy alto.

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